sábado, 17 de agosto de 2013

Niños emocionalmente sanos, adultos más felices

Muchos de nosotros conocemos al menos a una familia disfuncional, en la cual el diálogo respetuoso es casi inexistente, o quizás nosotros mismos formemos parte de un grupo familiar con esa característica… En estos casos, por ejemplo, los miembros de la familia se comunican entre sí a través de gritos, o con términos descalificadores, hay poca tolerancia o se impone la indiferencia cuando es el momento de escuchar otras opiniones.


Todas estas son descripciones comunes en personas que comparten un ambiente cargado de tensión, disgusto, incomprensión, etc.; en otras palabras, donde las emociones se gestionan de manera ineficiente.

EQUILIBRIO INTERNO

“Gestionar las emociones” tiene que ver con la capacidad de comprenderlas, aceptarlas y captar lo que nos transmiten. De este modo, las emociones representan una ayuda y no un conflicto o un obstáculo a la hora de perseguir nuestras metas en la vida.

Una persona con inteligencia emocional es capaz de mantenerse “en el eje” ante cualquier situación. No quiere decir que molestarse sea algo negativo, es normal que a veces sintamos enfado, pero la forma en que reaccionamos ante los eventos es lo que define si realmente tenemos control sobre nosotros mismos, o no.

Manejar una comunicación con el tono adecuado y ponernos en el lugar del otro son aspectos que debemos considerar, si queremos manifestar nuestra inteligencia emocional. Al comprender a los demás sintiéndonos en armonía con nosotros mismos, las “provocaciones” del mundo exterior llegarán, pero no necesariamente se convertirán en un problema que pueda salirse de nuestras manos.

HABILIDADES QUE SE APRENDEN

Nadie duda que el papel de los padres en el crecimiento de sus hijos es primordial para su formación. Son ellos los primeros que nos presentan al mundo después de abrir nuestros ojos, los que guían ese proceso a través del cual aprendemos a percibir todo lo que nos rodea por medio de los sentidos y de nuestras facultades.

Por lo tanto, todo adulto debería ser capaz de desarrollar una inteligencia emocional que sirva de ejemplo -  desde el núcleo familiar - para facilitar un desarrollo sano en los niños y para que sean capaces de potenciar sus propias habilidades. La estimulación y contención adecuadas durante esta primera etapa de la vida dará como resultado un futuro saludable a nivel físico, psicológico y emocional.

CÓMO SE EXPRESA LA INTELIGENCIA EMOCIONAL EN LOS NIÑOS

Todo esto dependerá de la edad del niño, por supuesto, pero a rasgos generales, podemos afirmar que existen ciertas “señales” que podrían indicar que tu hijo se encuentra desarrollando su inteligencia emocional en forma saludable. A continuación, algunos ejemplos de comportamiento en niños a quienes se ha “alimentado” su inteligencia emocional:

• Tienden a relacionarse en forma espontánea y positiva con personas de cualquier edad.
• Su expresión corporal proyecta felicidad y entusiasmo.
• Están más dispuestos a “escuchar” y a considerar opciones u opiniones diferentes a las suyas.
• Exterioriza sus sentimientos y expresa afectos en forma natural y espontánea.
• Son respetuosos de los deseos y sentimientos de sus pares.
• Saben “manejar” mejor su impulsividad.
• Pueden resolver situaciones problemáticas con bastante facilidad (siempre y cuando estén a su alcance, por supuesto).
• Es capaz de expresar e intercambiar ideas e incluso se atreve a disentir - en forma respetuosa - cuando no está de acuerdo.

Vale aclarar que cada niño es diferente, con sus propias características, pero si observas en tu hijo algunas de estas actitudes, puedes sentirte feliz y continuar el mismo camino que traes en su educación, pues dichos puntos son algunos de los indicadores de inteligencia emocional en la niñez. En caso contrario, quizás sea el momento de replantearte algunos aspectos dentro del seno familiar, pues algunas dinámicas vinculares podrían estar afectando ciertas áreas en el campo emocional de tus hijos.

¿CUÁL ES TU PAPEL?

Si sientes que, como padre o madre, no lo has venido haciendo bien hasta ahora, es importante que no te auto-condenes. Todos nos equivocamos, pero también es cierto que todos podemos siempre aprender y mejorar. A través del reconocimiento e interés podemos llegar a rectificar, tomar acción y cosechar los frutos de nuestro esfuerzo.

Te sugerimos comenzar a practicar una comunicación sana, armándote de paciencia y voluntad para lograr un mayor acercamiento y armonía en la forma de comunicarse y relacionarse entre todos los miembros de la familia. Ten en cuenta que, al principio, los cambios pueden resultar un tanto difíciles y en el caso de que se observen grandes dificultades familiares, muy difíciles de manejar, siempre es recomendable consultar con un terapeuta calificado en la materia.

Los niños tienen derecho a crecer dentro de una familia donde reine el entendimiento y se le brinden herramientas como la inteligencia emocional que los capaciten para enfrentar cualquier situación que se les presente en la vida, por más complicada que sea, y para que, en definitiva, sean felices. Tomemos consciencia sobre esto, ya que si deseamos un mañana mejor para nuestros niños, es ahora cuando debemos involucrarnos.

Imagen cortesía de Lubs Mary

viernes, 9 de agosto de 2013

LOS COLORES INFLUYEN EN EL ESTADO DE ÁNIMO

Numerosos estudios revelan que los colores influyen en el estado de ánimo, sin embargo, no se ha podido demostrar científicamente que los colores sean un elemento clave que ayuden a la curación, por ello, terapias como la cromoterapia, es considerada como una terapia alternativa natural, ya que no cumple los requisitos para ser considerada una medicina fiable.


Lo que está claro, es que aunque los colores no sean el factor determinante para curar alguna dolencia, sí pueden cambiar nuestras emociones. Los colores influyen en el estado de ánimo, aunque sea en un pequeño tanto por ciento.

EL ROJO, NARANJA Y AMARILLO


Son colores excitantes, que activan y dan energía. Incitan a la actividad y dan ánimo. Indicados para las personas que se sienten decaídas, con tendencia al desánimo. Si queremos dar una sensación de optimismo, estaría bien llevarlos en invierno, ya que ópticamente dan calor y vivacidad.

A la hora de decorar las paredes de una habitación, estos colores que “encienden” y dan energía, podrían ponerse en lugares donde queramos ejercer actividad y nunca en sitios donde queramos aportar calma y relax.

EL VERDE, AZUL Y VIOLETA


Son colores sedantes que aportan tranquilidad. Incitan a la relajación. Tienen un efecto de sedación y paz para la mente. Son ideales para llevar en entrevistas de trabajo, ya que transmiten calma, sinceridad y responsabilidad.

El verde de la naturaleza, el azul profundo del cielo, el violeta elegante de las flores, todos ellos llevan el mensaje de curación emocional. Ideales para poner en las paredes de sitios donde queramos abandonarnos al relax.

EL BLANCO Y BEIGE


Son colores neutros y fríos. El símbolo claro de la pureza y simplicidad. Ideales para poner en sitios donde queramos una máxima concentración. No producen cambios emocionales y por ello el sitio ideal para pintar las paredes de blanco seria una habitación de estudio. Perfecto para llevar en verano por su efecto refrescante.

EL ROSA Y FUCSIA
El color rosa claro transmite bondad, inocencia y buenas intenciones, aunque también inconscientemente puede interpretarse como inmadurez. Ideal para llevar si necesitas que alguien confíe en ti para algo. En cuanto a las decoraciones, se suelen utilizar para la infancia, aunque todavía a muchas personas maduras les encanta y no por ello tiene que ser negativo, ya que este color simboliza elaltruismo, buen corazón y sensibilidad.

El color fucsia, que sería un rosa más fuerte y potente, se podría comparar a los colores que activan y dan energía, como el rojo, naranja y amarillo, de los que hablé en el inicio.

EL NEGRO Y GRIS


El color negro transmite tristeza y pesimismo, pero en la vestimenta aportaelegancia y seriedad. No sería recomendable llevar en verano ya que ópticamente nos da la sensación de calor y poca frescura.

El color gris también aporta tristeza, pesimismo y malas vibraciones. En la vestimenta tiene un significado de independencia, desconfianza, aburrimiento, desánimo, aunque también transmite respeto, profesionalidad y seriedad.

¿POR QUÉ ELEGIMOS UN COLOR U OTRO AL VESTIR?


Cuando nos vestimos, inconscientemente solemos hacerlo en función de las emociones que tengamos en ese momento. Si eres consciente de lo que aporta cada color, puedes dar un giro a tu estado de ánimo. Normalmente cuando alguien se levanta negativo, siente decaimiento y desánimo, tenderá a escoger colores apagados y pesimistas, en cambio, cuando nos levantamos contentos y de buen humor, sí escogemos colores alegres.

Si vas en contra de lo que harías de forma natural, puedes cambiar tu estado de ánimo. Para ello analiza qué emociones tienes y ponte acorde a cómo te gustaría estar, por ejemplo, te levantas un día y te analizas: “hoy me siento sin vitalidad, pero justamente por eso voy a darle color a mi vestimenta” y de repente te pones una camiseta roja y sonríes.

De esa manera tú mismo te incitas a la acción y a subir la moral. Aunque los colores no hagan milagros, ten por seguro que habrás contribuido a mejorar tus emociones usando el color que necesites en cada momento.
Si te levantas estresado y necesitas relajación, puedes optar por colores relajantes como el azul, verde o violeta.

También teniendo en cuenta dónde tienes que ir y qué impresión necesitas causar, ya que no es lo mismo salir en un ambiente amistoso, que ir a una reunión importante.Está demostrado que los colores influyen en el estado de ánimo y aunque no sea en un alto grado, cada grano de arena que juntes a tu favor mejorará tus emociones.

Fotografías cortesía de Carlos Lorenzo y Rinoninha

jueves, 8 de agosto de 2013

Una adecuada Educación Emocional

Por Ana Roa, psicopedagoga y profesora especialista en E.I.

Artículo publicado originalmente en Maestra Preescolar Nº 100 de México.
El mundo emocional en la infancia
Desde el octavo mes hasta el primer año de vida, las emociones más puras se identifican por su expresividad; así, en los bebés reconocemos alegría, enfado o rabia, miedo, tristeza, placer…
Con la llegada de los dos años, las emociones se vuelven más complejas y aparecen variantes de las anteriores, como la vergüenza o derivaciones del afecto (por ejemplo, los celos). Cada niño es un ser único y su mundo emocional es muy variado, subjetivo y de múltiples componentes. En nuestra labor educativa debemos descubrir cómo cada alumno va construyendo su universo emocional y su capacidad de evolucionar.
Sobre los 3 años empieza a relacionar y organizar sus emociones en categorías diversas. Entre los 4 y los 6 años, niñas y niños perciben que su conducta produce reacciones en los demás, entonces comienzan a controlar sus impulsos para terminar consiguiendo una mayor estabilidad emocional e iniciarse en el desarrollo de la conducta moral.
¿Cómo podemos contribuir al desarrollo emocional de niñas y niños durante estos primeros años?
- Incorporando en el juego variantes emocionales.
- Comprendiendo sus narraciones imaginarias.
- Conversando sobre las emociones que experimentan las personas.
- Escuchando sus preguntas y dudas emocionales con afectividad y cierto grado de empatía.
- Observando ante qué emociones se sienten más incómodos.
- Animándolos a hablar y a expresar sus sentimientos.
- Aportándoles seguridad y confianza.
- Mostrándoles alternativas para canalizar la rabia, la agresividad y el miedo.
Es importante encauzar sus emociones para llegar a un autocontrol emocional acompañado de inteligencia y vinculado a valores sociales y morales.
La expresión del cariño
Cuando niñas y niños nos manifiestan su afecto quedamos cautivados. Sus besos, sus abrazos y sus caricias en estado puro son las primeras manifestaciones de un desarrollo emocional. De acuerdo con estas afirmaciones, es muy conveniente mencionar la necesidad que tienen de una educación emocional que los ayude a identificar sus sentimientos para poder establecer buenas relaciones con los demás.
¿Cómo podemos contribuir desde el mundo adulto? En primer lugar permaneciendo receptivos a sus demostraciones, agradeciéndolas e invitándolos a exteriorizar su cariño de la forma más natural posible. El paso siguiente consistirá en animarlos a hacerlo pero sin presiones, siempre desde la espontaneidad.
Seremos modelos para ellos si expresamos el cariño:
•  Amando sin reservas y de manera incondicional.
•  Recordándoles que los amamos aunque creamos que no necesitan escucharnos.
•  Corrigiendo su comportamiento sin descalificar cuando han hecho algo que está mal.
•  Proporcionando abrazos, caricias y miradas de confianza, seguridad y complicidad.
•  Permaneciendo a su lado mientras crecen, tanto en los éxitos como en las frustraciones.
La importancia de una buena educación emocional, la expresión de los afectos
Cuando las pautas básicas válidas para la expresión del afecto no se desarrollan, niñas y niños quedan atrapados en su mundo emocional. Necesitan unas bases mínimas para sentirse seguros y confiar en sí mismos; una adecuada educación, que fomente su inteligencia emocional, les permitirá canalizar esas emociones en estado puro, reelaborarlas y mostrarlas a los demás.
Podemos definir la inteligencia emocional como “la capacidad para supervisar los sentimientos y las emociones de uno mismo y de los demás, de discriminar entre ellos y de usar esta información para la orientación de la acción y el pensamiento propios” (Salovey y Mayer, 1990). Cuando educamos, no solamente podemos trabajar con los conocimientos; esto es, se hace imprescindible el tratamiento de la emoción para completar el proceso global de aprendizaje.
Siguiendo las pautas de “Inteligencia emocional: el secreto para una familia feliz”, encontramos algunas herramientas enriquecedoras para educar a nuestros hijos en inteligencia emocional:
•  Acostumbrarse a hablar de emociones: es importante expresar algo más que los hechos cotidianos; es decir, considerar los pensamientos, las interpretaciones de lo que ocurre y los sentimientos que motivan esos hechos aportará mayor naturalidad en el seno de la familia.
•  Enseñar a identificar las emociones y ponerles nombre: cualquier situación es una oportunidad nueva para enseñar a nombrar emociones. De esta manera, el vocabulario a la hora de expresar emociones se enriquece y se concretan los sentimientos. La familia mejora sus relaciones y toma mayor conciencia, como núcleo, del estado de cada miembro.
•  Evitar realizar juicios acerca de las emociones del otro: es preciso darse cuenta, desde el ámbito familiar (primer agente socializador), de que los sentimientos no pueden ser utilizados como elementos de valoración de las personas.
Un libro: Glennon, W. La inteligencia emocional de los niños: claves para abrir el corazón y la mente de tu hijo. Ediciones Oniro.
- See more at: http://club.ediba.com/esp/una-adecuada-educacion-emocional/#sthash.cYB1Z8Fk.dpuf

La comunicación no verbal

Educación emocional de los docentes

Por Cecilia Marino
La habilidad para comunicar forma parte de la tarea de educar y se puede perfeccionar con el tiempo y la práctica.
La comunicación no verbal está compuesta por los gestos, las posturas, las miradas, los tonos de voz, y constituye un lenguaje complementario al de las palabras. Tiene más influencia que las palabras en las reacciones que nos provocamos mutuamente, pero ¿hasta qué punto somos conscientes de ello? ¿Hay coherencia entre lo que decimos con las palabras y lo que decimos con el cuerpo?
Reflexionar y atender a estas cuestiones redundará en una mayor efectividad de la comunicación con nuestros alumnos, colegas y con las familias de los alumnos.
Transmitir confianza a los alumnos
Muchas veces los docentes no somos conscientes del poder que tiene este tipo de comunicación, tanto para transmitir mensajes positivos como negativos. A través de la comunicación no verbal podemos transmitir a los alumnos que confiamos en sus posibilidades o el mensaje “¡Sé que puedes!”. Veamos algunas sugerencias:
- Cuando hayas hecho una pregunta a un alumno cuya respuesta requiera pensar, respeta el tiempo de silencio necesario hasta que conteste. Mientras esperas, míralo afectuosamente y sonríe.
- Responde a las intervenciones de tus alumnos con voz dulce y suave, para mostrarles que lo que aportan es valioso.
- Cuando un alumno esté haciendo una tarea que para él es compleja y te acercas a él, dale alguna señal de aprobación (afirmar con la cabeza, realizar un sonido de aprobación como “ajá”) aunque el resultado no sea del todo el esperado.
- Mira con atención y afecto a los alumnos que están teniendo una actitud positiva, esto hará que los demás quieran imitarlos.
- Cuando un alumno te pida ayuda individual, acércate a él, inclina tu cuerpo hacia adelante para mostrar interés, míralo con atención y háblale con voz suave y lentamente.
Mostrar liderazgo
Los docentes gastamos mucha energía en mantener cierto orden y concentración entre nuestros alumnos. A través de la comunicación no verbal, podemos transmitir la certeza de que serán escuchados y respetados o, por el contrario, podemos transmitir inseguridad y desánimo. Veamos algunas sugerencias para transmitir a los alumnos desde lo no verbal el mensaje: “confío en mí y sé lo que hago”.
- No empezar a hablar hasta que haya silencio.
- Gesticular con las manos en la zona de la cintura y el pecho (no con las manos bajas).
- Organizar con anticipación el espacio y el material para las actividades de aprendizaje.
- Pedir “tiempo” dibujando una T con las dos manos (aconsejable cuando hay mucho ruido, para no tener que levantar la voz).
- Transmitir con nuestra forma de vestirnos un grado de formalidad equivalente al que queremos que haya en la clase.
- Modular bien lo que decimos con tono, volumen y ritmo controlados.
- Mantenerse sereno, atento y con gestos abiertos con las manos. La postura de manos en ojiva muestra aplomo y asertividad.
Estimular y fortalecer la conciencia de los comportamientos no verbales nos ayudará a comunicarnos mejor.
- See more at: http://club.ediba.com/esp/la-comunicacion-no-verbal/#sthash.aXod6XSa.dpuf

¿Cómo y qué aprenden los niños? Juego y evaluación

Artículo publicado originalmente en Maestra Preescolar Nº 181 de Chile

2013-08-05-Juego-y-evaluación¿Es posible evaluar con propuestas lúdicas?
En el Jardín Infantil, la evaluación de los aprendizajes suele ser un tema conflictivo para los docentes. Enseñar y evaluar son parte de la tarea de los educadores y no debemos vivir estos procesos como cuestiones fragmentadas. Lo importante es determinar, previamente, tanto lo que pretendemos enseñar como lo que vamos a evaluar y cómo vamos a hacerlo, sin perder de vista las características de los niños y las niñas del Nivel Inicial.
¿Qué entendemos por evaluar? Nos resulta interesante pensar la evaluación como una parte del trabajo docente que le permite seguir los procesos de los niños y las niñas, y recuperar el camino recorrido. Como explica Claudia Turri, “…al evaluar el proceso de aprendizaje, la mirada del maestro se dirigiría más hacia los procedimientos que realiza el niño, las estrategias que despliega para interactuar con el contenido de enseñanza, el esfuerzo para superar los obstáculos que se le presentan y los avances realizados con relación al punto de partida”. Desde este enfoque, llevar propuestas de juego que se reiteren, se complejicen o varíen nos permitirá orientar la mirada hacia los conocimientos incorporados, las acciones adquiridas y las modificaciones visibles en el desarrollo de competencias de los niños y las niñas. Entonces, la idea será volver a jugar varias veces en una secuencia en la cual el docente va cambiando la mirada y las intervenciones. El docente pasa de proponer, sostener, explicar y ayudar a retomar, pedir, solicitar, plantear y observar cuestiones adquiridas.
Veamos algunas posibilidades.
Evaluar desde el juego dramático
El juego dramático es un juego en el cual los niños y las niñas simulan la participación en espacios y situaciones, de un modo distinto al que lo hacen en su vida infantil. En este tipo de juego, la unidad fundamental de la acción lúdica está dada por la situación ficticia, en la que los niños y las niñas adoptan el papel de otras personas. La intervención durante el juego, entonces, refiere a observar su juego y, si fuera necesario, incorporarse al mismo desde un personaje más, es decir, desde un rol específico. Esta observación nos permitirá acercarnos a las creencias o hipótesis que los niños y las niñas tienen sobre ciertos lugares, roles, trabajos y servicios. Al jugar, el niño y la niña presentan sus saberes y experiencias previos o incluso la ausencia de estos. Entonces, jugar a la heladería, la pizzería, el teatro, el shopping, el hospital o la estación de tren nos permitirá saber qué conocen los niños y las niñas y qué podemos enseñar sobre estos ámbitos.
Pero lo enseñado debe aparecer, posteriormente, en las propuestas de repetición y continuidad del juego. Diferentes roles, situaciones, herramientas de trabajo y espacios que no aparecían al jugar en un comienzo, se podrán incorporar en la ficción o el juego dramático desde el pedido del docente. El mismo juego posibilitará incluir los nuevos saberes y ser observados por el educador.
Evaluar desde el juego reglado
Los juegos reglados implican el conocimiento de conductas, pautas y valores como esperar, cooperar y respetar. Muchas veces, también, requieren manejo de saberes como conteo (como en el caso de la escondida) o cuestiones motrices (como en el caso del luche o las rondas). Por eso, enseñar estos juegos, ayudar a conocerlos e incorporarlos, permitirá posteriormente la recuperación de lo aprendido al volver a jugarlos. Por ejemplo, existe un antiguo juego llamado “EL ENVOLTORIO DE DON GREGORIO” , que requiere del conocimiento de las partes del cuerpo. En este juego, la docente presenta un paquete y pregunta, niño por niño: ¿qué hay en el envoltorio? Los niños y las niñas deben responder con una parte del cuerpo de don Gregorio, por ejemplo, “la nariz de don Gregorio” . No se debe repetir una parte del cuerpo ya mencionada. Quien repite, paga una prenda. Es posible que, la primera vez que se juegue, los niños y las niñas incurran en la repetición, por no prestar atención o por no conocer tantas partes del cuerpo como para poder replicar lo ya dicho. Esto permitirá al docente enseñar y volver a jugar para recoger lo incorporado.
Algunas consideraciones sobre el juego y la evaluación
Al planificar la tarea, debemos considerar qué aprendizajes se van a evaluar y, en consecuencia, decidir qué juego nos proporciona datos sobre estos aprendizajes. Será importante el registro sobre los aprendizajes adquiridos por los niños y las niñas, ya que este brinda a los docentes una idea sobre sus progresos y dificultades. Estos datos son analizados e interpretados pedagógicamente, para luego comunicar los resultados de la evaluación a las familias. Estos pasos permiten a los educadores identificar lo que aprendieron los niños y las niñas en relación con las propuestas de enseñanza donde el juego y el clima lúdico fueron parte esencial. En una propuesta de juego, resultará interesante observar el modo en que los niños y las niñas resuelven problemas y elaboran productos: la primera vez que se juega, durante las repeticiones del juego, frente a variantes en la propuesta y con o sin la ayuda del docente. Esta observación intencional dará cuenta de un recorrido particular que podría proporcionar evidencias concretas para realizar los informes evaluativos personalizados, al captar la singularidad de cada camino recorrido.
- See more at: http://club.ediba.com/esp/como-y-que-aprenden-los-ninos-juego-y-evaluacion/#sthash.afAxFBjK.dpuf

martes, 6 de agosto de 2013

El carácter nos pone a salvo de las fieras

Una vez un monje oriental vio cómo un alacrán se estaba ahogando. Decidió sacarlo del agua, pero cuando lo hizo, el alacrán lo picó. Ante el dolor lo soltó dejándolo caer y nuevamente el animal comenzó a hundirse... entonces intentó sacarlo y otra vez lo volvió a picar. La escena se repitió varias veces: Sacarlo del agua, ser picado y soltarlo. Alguien que observaba, le dijo: "¡Por qué es tan testarudo! ¿No entiende que cada vez que lo saque del agua lo va a picar?". Entonces el monje le respondió: "La naturaleza del alacrán, es picar... no va a cambiar mi naturaleza, que es ayudar".


Para tener un carácter consolidado hay que vencer los miedos, porque el miedo no permite que asumamos riesgos, y la autentica manera de vivir es arriesgándose en cada momento y cada vez que tomamos nuestras propias decisiones.
Una persona posee un carácter firme, cuando su vida se mantiene fiel a unos principios personales, cuando está seguro con sus convicciones, y sobre todo cuando es capaz de dominarse y controlar sus impulsos. Una persona con carácter también tiene miedos, la diferencia radica en la forma en que se enfrenta a ellos. No se aleja ni se paraliza, asume las situaciones de riesgo con audacia y firmeza, tratando de resolverlas adecuadamente sin desmoronarse ante la adversidad.
Vivir no es sencillo. El mundo puede ser maravilloso, pero también puede ser cruel. Y mantener fuerte nuestro carácter, nos permite aceptar las cosas como son, no como uno quiere que sean. Nos ayuda a alejarnos de personas débiles que jamás se comprometen, y cuyo ego negocia con todo a su alrededor por que todo tiene precio o valor.

La meta no es poseer sino dar, no es tener sino ser, no controlar sino compartir, no someter sino estar de acuerdo. Rabino Abraham Joshua Heschel

domingo, 4 de agosto de 2013

¿En qué consiste el síndrome de burn out?

La expresión "burn outse ha convertido en un término popular y fue definido  en 1970 por el psicólogo Herbert Freudenberger, para describir las consecuencias de un estrés severo, que experimentan las personas que trabajan en determinadas profesiones, donde se sienten quemados, agotados y sin ganas, y se sienten incapaces de hacer frente a la situación.


El burn out se utiliza para definir el desgaste en profesiones de ayuda, empleados con exceso de trabajo,  e incluso el estrés en amas de casa; es un agotamiento de energía, especialmente entre los profesionales del ámbito de la ayuda social, que se sienten sobrecargados por problemas que sufren otras personas.

Cuando un profesional se enfrenta a un síndrome de agotamiento profesional, su trabajo se vuelve ineficiente, un agotamiento físico y emocional, desarrollando una actitud negativa a trabajar y la pérdida de comprensión y la compasión por los clientes


CÓMO SUCEDE EL AGOTAMIENTO


Las condiciones angustiantes  en el trabajo pueden poner a la gente bajo presión extrema, hasta que se sienten agotados y quemados, y no pueden hacer frente a la situación, por acción del estrés, además de causar síntomas físicos y mentales; pueden ser debidas a causas, como el exceso de trabajo, presiones o conflictos con los compañeros entre otras, pudiendo llevar a descuidar las propias necesidades del trabajador.


SÍNTOMAS DEL AGOTAMIENTO


Negatividad en el trabajo, ya que el trabajador  encuentra su puesto de trabajo cada vez más frustrante, y llegar a desarrollar una actitud cínica con sus compañeros, distanciándose emocionalmente, y desentendiéndose de su trabajo.

Agotamiento emocional, sintiéndose sobrecargados y agotados, y sin la energía suficiente, pudiendo haber síntomas físicos, como dolor o problemas de estómago o intestino por citar algunos.

Menor rendimiento en el trabajo, porque afecta a las tareas diarias en el trabajo, en casa o con sus familiares, sienten, negatividad, dificultad de  concentración, apatía y falta de creatividad.


¿EN QUÉ SE DIFERENCIA EL AGOTAMIENTO DE LA DEPRESIÓN?



Ambas condiciones depresión y agotamiento comparten síntomas, como el cansancio extremo, baja energía y disminución del rendimiento y en ocasiones pueden ser confundidas en el diagnóstico, por lo que las personas que sufren alguno de ellos, deberán de tener cuidado con el autodiagnóstico, porque podrían tomar las medidas equivocadas.

El agotamiento sufre pensamientos y sentimientos sobre el trabajo y la depresión lo hace sobre todos los ámbitos de le vida, además de sufrir una baja autoestima, una total desesperanza y tendencias suicidas; aunque hay que tener en cuenta que el burn out puede dar lugar a padecer una depresión,pero no todos los burn oot acaban en depresión.


Imagen cortesía de Petr Kratochvil